ACTUALIDAD
LA BAJADA. AÑO 2023.
La celebración de un culto en honor a la Santa y Vera-Cruz data de los orígenes de la Hermandad a finales del siglo XV.
Se conservan noticias escritas del Quinario indicando que se celebraba en el mes de marzo y que era ofrecido por el alma de los Hermanos difuntos: ya desde el año 1801 se hizo cargo de ellos la familia Rull.
A partir de los primeros años del siglo XX, celebrados en la Capilla de la Vera-Cruz, estos cultos ganan en asistencia; motivo por el cual en 1919 pasan a celebrarse en el presbiterio de la Real Ermita.
La gran afluencia de fieles hace que a partir de 1923 estos cultos mayores se celebren en la Iglesia Parroquial, para lo cual las Benditas Imágenes fueron trasladadas de madrugada, en riguroso silencio. Celebramos, de este modo, el centenario de la celebración del solemnísimo culto del Quinario en la Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción de Alcalá del Río.
Este traslado, pocos años más tarde, se decide hacer de forma procesional ante la creciente asistencia de devotos. Por supuesto de madrugada, con las farolas de las calles apagadas y todos los Hermanos con cirios encendidos acompañando en procesión y en silencio al Cristo y, las Hermanas, a la Virgen. Larguísimas filas de cruceros junto a las Imágenes de su devoción, como siempre ha sido, es y será. Y es que es santo y seña de los Hermanos de Vera-Cruz el acompañar tanto a Dios Crucificado como a Su Bendita Madre, siempre al pie de la Cruz: desde hace siglos. Un hecho que nos enorgullece. “A Jesús por María”.
El Cristo era llevado en brazos de tres Hermanos, emulando los más remotos orígenes cuando era llevado por un sacerdote de manera idéntica a como hoy se lleva la Cruz de Guía. La prodigiosa y antiquísima Imagen del Crucificado es acompañada tan sólo por la luz de cuatro faroles y de los cirios de Hermanos de todas las edades que lo acompañan.
Cerrando la procesión, la portentosa Imagen de María Santísima de las Angustias es llevada en unas pequeñas andas por ocho Hermanos, también alumbrada por cuatro faroles y precedida por la luz de los cirios de las Hermanas cruceras. Dado que el pequeño paso se porta con el brazo caído, no a hombros, la Santísima Virgen apenas se eleva del suelo y parece avanzar, como si viniera caminando, entre la gran aglomeración de devotos que la acompañan piadosamente y que, además, impiden ver a los Hermanos que la portan, haciendo más estremecedora aún esta estampa única.
Aún hoy, se une la multitud de fieles que discurren tanto detrás del Cristo como tras Su Madre, cumpliendo sus promesas o en señal de agradecimiento por los favores concedidos por la providencia del Cristo y la Virgen a lo largo de los siglos.
El efecto de aquella primera procesión del año 1925 fue tan gratamente sorprendente que el Párroco (Don Juan Jiménez Romero) se sintió aturdido a causa de la gran emoción que experimentó, según han contado quienes lo vivieron. Y, desde entonces, por su gran acierto, quedó consagrada la fórmula que se ha mantenido inalterada hasta el presente y que sigue constituyendo uno de los momentos más emotivos de cuantos actos cofrades se celebran en nuestra localidad y en la provincia de Sevilla.
Es obligado citar las palabras pronunciadas por el Padre Predicador aquel año, “...cientos de cirios en absoluto silencio, a altas horas de la madrugada y en un día laborable... y con niños, ancianos y hombres de todas las edades... con esta devoción y este respeto... ¡lo que ustedes hacen no lo puede hacer cualquiera...!”
Ciertamente “la bajada y la subida”, como se llama – sin necesidad de especificación alguna- desde su inicio a esta procesión de traslado a la Parroquia y de regreso a la Ermita, es una de las estampas más puristas e intimistas a la que podemos asistir en nuestra Diócesis.
En este año 2023, excepcionalmente, “La Bajada” parte desde el Edificio Vera-Cruz en tanto que nuestra sede canónica, la Real Ermita de San Gregorio, se encuentra en rehabilitación. Un acontecimiento muy especial para los cruceros pues es bien sabido que el Edificio comprende no solo la Casa Hermandad, dependencias administrativas o el Museo, sino también el columbario donde descansan nuestros difuntos y nuestra Residencia de Mayores “Virgen de las Angustias”, con capilla propia. Algo inédito en los veinte años de vida del Edificio que, por tanto, se encuentra en su mejor momento, siendo presidido en estos momentos por nuestras Sagradas Imágenes.
ITINERARIO:
Calle Real de Castilla, plaza José Ignacio Zambrano, calle Antonio Reverte, plaza de España, calle Ilipa Magna, calle Blas Infante, plaza del Calvario, Hermanos Merchante, Padre Ruiz Páez y entrada en la parroquia.
El templo, abarrotado de fieles, se ilumina al llegar María Santísima, teniendo lugar, entonces, este emotivo traslado a la capilla Bautismal. Este lugar resulta entrañable para los hermanos cruceros, en tanto que las pequeñas dimensiones hacen que la entrada de la Virgen se tenga que realizar sin corona: mostrándose al pueblo más humana aún, si cabe. La reja que cierra dicha capilla perteneció a la Hermandad, siendo la misma que resguardaba a nuestros Titulares en la Capilla de San Gregorio. Es anecdótico cómo los cruceros entienden este sencillo gesto como una bendición sin igual, al acompañar las Sagradas Imágenes el agua que acogerá a los nuevos feligreses de la Iglesia alcalareña en el año venidero.
Rebosa esta milenaria y devota tierra una ilusión indescriptible a las puertas de los solemnísimos cultos principales que esta Hermandad celebra.
Cristo de la Vera-Cruz, que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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