ACTUALIDAD
JUNTOS
Lo conseguimos JUNTOS. Lo conseguimos porque lo rezamos desde el convencimiento que nos da la Fe que hemos heredado. Aquél fue un ejemplo de que nuestro compromiso cristiano no sabe de localismos ni de comodidades.
Hoy, ante la situación social más dura que se recuerda en muchos años, volvemos a estar en ese camino de sacrificio, añadiendo la renuncia personal que nos ha supuesto la suspensión de los cultos y procesiones de Semana Santa y la incertidumbre del camino a lo desconocido.
Aún así, siempre la Fe nos devuelve al camino trazado: A lo que Jesús en su Pasión y Triunfo espera de nosotros. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” escuchábamos hace poco. Como los apóstoles, JUNTOS, nos queremos y JUNTOS debemos caminar en esta incertidumbre personal donde todas las certezas se vuelven incredulidades, todas salvo una: La fe, nuestra fe permanece inquebrantable a los pies del madero del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, y nos guía en el camino por la luz de la mirada de la Santísima Virgen de las Angustias.
Aprovechemos estos días para rezar, para compartir con el Evangelio el tiempo que no vuelve, para pensar en los hermanos y hermanas que ya se fueron. Lo que la lógica no nos va a explicar, si lo puede hacer nuestra Fe. Nada tiene sentido en nuestra sociedad sin la historia de Jesús de Nazaret.
Ahora es tiempo de huir de la tristeza y de reivindicar la alegría por la esperanza de la Fe. Animar a Alcalá del Río como Dios animó a sus apóstoles. Convertirnos en prueba de su palabra y preguntar no por nuestras necesidades sino por lo que el pueblo necesita de nosotros. Sólo hay algo más bello en nuestras vidas que servir al prójimo... el hacerlo JUNTOS y rezando.
El Hermano Mayor.
ORACIÓN PARA REZAR EN FAMILIA
«Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita».
Papa Francisco