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ELEGIDA POR DIOS, MADRE

Traemos los Hermanos de la Vera-Cruz los anhelos y las esperanzas como preciadas ofrendas de Adviento, y venimos a depositarlas a los pies de Nuestra Bendita Madre, la Stma. Virgen de las Angustias; y, así, fijando nuestra mirada en esta mujer humilde, Hermana nuestra, y al mismo tiempo Celestial, Madre y Reina; espejo nítido y sagrado de la infinita belleza, comenzaremos de esa forma a convertirnos en un modelo inspirador, en una esperanza confortadora.

En tu celestial belleza de Madre Inmaculada Te saludamos y Te invocamos con las palabras del ángel: "Llena de Gracia"; el nombre más bello con el que Dios mismo Te llamó desde la eternidad. "Llena de Gracia" eres Tú, Madre, colmada del Amor divino desde el primer instante de Tu existencia, providencialmente predestinada para ser la Madre del Stmo. Cristo de la Vera-Cruz e íntimamente asociada a Él en el misterio de la salvación.

En absoluta belleza -Tota pulchra- se muestra a sus hijos, en el inicio del año litúrgico, con manto azul celeste bordado en oro de realce , saya blanca de tisú bordada en oro y sedas polícromas, con cíngulo de corbata acorde con el manto. Engalanado su bellísimo rostro  con antigua mantilla de encaje de Bruselas, enjoyada con lazada y medalla de oro con la efigie del Santo Niño Jesús Naciente; broche de plata  y circonios  del que pende cruz de plata y granates. Porta en sus amorosas manos rosario de nácar y plata, ramillete de talco en plata, anillo de oro y aguamarina ; pañuelo de encaje de Bruselas (estreno) y cadena y moneda isabelina de oro.

Sobre sus sagradas sienes toca de sobremanto en oro de realce y ráfaga en plata sobredorada.

Necesitamos su ayuda, sobre todo en estos momentos tan difíciles para todo el mundo. Que Nuestra Bendita Madre de las Angustias nos ayude a ver que hay una luz más allá de la niebla que parece envolver la vida. Por eso también nosotros, especialmente en esta ocasión seremos para Ella "centinelas de la mañana" en confianza filial: ¡Oh, Madre de las Angustias!, ,sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti, Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre Nuestra; y solícitos te pedimos "Salus Populi Ilipensi".

Ruega por nosotros, y damos siempre tu Amor, que con él seremos felices en la vida y en la eternidad. Amén.