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ANTONIO REVERTE JIMÉNEZ: 150 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

Hoy, 28 de Abril de 2018, celebramos el 150 aniversario de un Crucero y Alcalareño ejemplar, único e irrepetible.

Antonio Prudencio de la Santísima Trinidad Reverte Jiménez nació en una humilde casa de la calle Real de Castilla, a las seis de la mañana del día 28 de abril de 1868. Fueron sus padres Diego Reverte Navarro (oriundo de Lorca, Murcia) y Pastora Jiménez González. Días más tarde se bautizaría en la parroquia alcalareña, siendo sus padrinos Antonio Barahona, carpintero de profesión, y su mujer María Muñoz.

Casi desde su niñez, en Antonio Reverte se vislumbraba ya el especial carisma de su excepcional personalidad, que bien le valió para alcanzar las altas cotas de mito popular; aunque en el prisma mítico de Antonio Reverte habría que distinguir tres caras diferentes: el torero, la persona y el cofrade.

Desde muy joven, ya el inquieto muchacho dejó entrever sus intenciones futuras. Cuando comenzó a despuntar como maletilla, en las capeas y al lastimarse una pierna con un carro, prometió que si quedaba bueno iba a regalar a la cofradía un traje de “armao” en cuanto tuviese dinero. Y no fue sólo un traje de “armao”, sino el mejor palio que, pudiera realizar.

Como ídolo popular, fue objeto de múltiples coplas y composiciones musicales, como la tan famosa coplilla que decía:

"La novia de Reverte

tiene un pañuelo

con cuatro picaores

y Reverte en medio."

Aunque, en realidad, ese pañuelo nunca existió ni luego se casara con su ya famosa novia.

Fue tan fuerte la popularidad de Reverte que, a lo largo de todo el siglo XX, no han faltado continuos escritos sobre el torero que hizo famosos a su pueblo y a su Virgen de las Angustias en todo el mundo. Haciéndose muy popular una copla cantada por la también crucera Conchita Bautista, con el nombre de “El Patio de Reverte”, que acaparó cientos de horas de difusión en todas las emisoras de radio. El estribillo de esta copla decía:

" Virgencita de las Angustias,

Si me lo salvas de nuevo

Voy a bordarte otro manto. "

Reverte puso a disposición del pueblo su fama y su riqueza para que éste se enriqueciera también. Es notorio que cuando llegaban los invernales días de lluvia y no había trabajo en el campo, Antonio se colocaba en la ventana que en su casa más cercana estaba a la Ermita de San Gregorio, con varias espuertas de pan y lo repartía a manos llenas, siendo famosa su expresión “que yo no me entere que un alcalareño quede sin pan”.

Hombre de inteligencia innata, supo aprovechar sus viajes y sus relaciones para alcanzar una cultura poco corriente en aquel tiempo.

Asistió a la Exposición Universal de París de fin de siglo y fué amigo personal de los hermanos Lumière. Trajo a Alcalá del Río la primera cámara fotográfica (con la que fotografió a su familia y a nuestros titulares) y el primer gramófono; así como el primer teléfono, que se instaló y bendijo en su casa el 12 de febrero de 1900 ante todas las autoridades del pueblo. Pero nada de todas estas cosas que asombraban a los alcalareños resultó más impactante que el día que Reverte entró en el pueblo montado sobre un automóvil que, por cierto, fue el primero que llegó a Sevilla.

El 20 de marzo de 1899, se elige una nueva junta de gobierno en la hermandad de Vera-Cruz. Esta nueva junta aparecería encabezada por Antonio Reverte como Hermano Mayor. En este periodo, se terminó el manto y el palio (costeando este el terciopelo del manto y el bordado del palio, como así reza el interior de la bambalina trasera) a la altura de los enseres de las cofradías más señeras de la capital.

Pero no fue la riqueza material en bordados lo mejor que nos deparó la era de Reverte, sino algo mucho más importante y que no puede pagarse con dinero: el sano orgullo de sentirse crucero y asumir con responsabilidad lo que ello significa.

Conscientes de la fuerza de la Hermandad y llevados de un irrefrenable afán de dar a conocer a toda Sevilla su Virgen de las Angustias, para alegría del espíritu y consuelo de las almas, aquella Junta no pudo tener una idea más ambiciosa ni más insólita que llevar en la Semana Santa de 1904 el paso de la Virgen de las Angustias nada más ni nada menos que a la misma Catedral de Sevilla en la tarde del Domingo de Ramos.

Pero un hecho tan insólito, que sin duda hubiese quedado grabado en los anales de la Semana Santa de Sevilla, no llegó a producirse por cuanto Antonio Reverte falleció en Madrid el 13 de septiembre del año anterior de 1903, malográndose el proyecto.