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MADRE CELESTIAL DE LA VERA-CRUZ.

Contemplando a Nuestra Madre, mujer profunda, Hermana nuestra, y al mismo tiempo Celestial y Reina, observamos en su divino rostro el espejo nítido y sagrado de la infinita belleza que viene de Dios, siendo Ella modelo inspirador y esperanza confortadora.

A los pies del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, entronizada en el presbiterio de su Casa Hermandad, en tiempo de Adviento, se muestra Nuestra Señora ante sus hijos con terno de terciopelo azul celeste y saya de raso color rosa, ambas piezas bordadas en oro. Su celestial belleza se enmarca en rostrillo de antiguo tul bordado (siglo XIX) con motivos frutales (racimos de uvas) y cenefa exterior con motivos vegetales, donado para el ajuar de la Santísima Virgen de las Angustias por nuestro Hermano D. Manuel Padilla.

Sobre pecherín, dicho encaje se alhaja con anagrama de Angustias Coronada en plata y circonios, donado por nuestro Hermano Rvdo. Sr. D. Israel García Salgado; conjunto de estrellas de plata y circonios y antigua cruz pectoral en plata sobredorada con circonitas rosas, donada por nuestro Hermano D. Manuel Padilla.

En su mano derecha, luce Nuestra Señora antiguo pañuelo en punto de aguja donado para el ajuar de la santísima Virgen por una Hermana crucera desde Málaga; porta cadena y medalla de oro con efigie del Niño Jesús Naciente.

En su mano izquierda muestra Rosa de Pasión en oro, esmeraldas, rosas de Francia y rubíes; y rosario de filigrana cordobesa en plata y nácar.

Sobre su cintura cotilla de malla bordada en oro de realce, embellecida en su parte superior con broche de plata y marquesitas (lazada).

Sobre su manto toca de malla bordada en oro y corona de plata del Cincuentenario. A sus pies, media luna de plata con anagrama Ave María y rosas.

Quien fija en Ti su mirada, Madre, no pierde la serenidad, quien recurre a Ti redescubre la belleza de la Verdad y del Amor, y vuelve a encontrar el camino que conduce a la Casa de Dios, a la Salvación.

Llena de Gracia eres Tú, Madre, fuente viva de esperanza segura. Los Hermanos de la Vera-Cruz acogemos este mensaje de Luz y de esperanza como don de las manos de María Santísima de las Angustias, y le damos gracias por estar siempre con nosotros, por velar siempre por su pueblo, por confortar a los enfermos, alentar a los jóvenes y ser protección de las familias.

Danos, Madre, la alegría de sentirnos amados por Dios y bendecidos por el Santísimo Cristo de la Vera-Cruz.